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La octava necesidad

Beijing, 30 de mayo de 2022

Niño en prueba molecular de ácido nucleico (hisopo a la garganta)

“Esta nueva normalidad en China se ve cada vez más anormal en el escenario global”. Así ha descrito Zhou Xin, editor de Tecnología, del diario hongkonés SCMP a las pruebas masivas de ácido nucleico cada 48 o 72 horas que está sometida gran parte de la población china. Hilo de seda

Cuando a fines del 2019 estalló la epidemia en Wuhan, se esparció dentro del país en los tres primeros meses del 2020, y se levantó el confinamiento al cuarto mes tras controlar el brote local, un fuerte soporte tecnológico caracterizó a esta “Nueva Normalidad” de China.

Desde entonces fue obligatorio el uso del código de salud para ingresar a espacios públicos además de la mascarilla. Esta aplicación alojada en el celular a través de un monitoreo de contactos en los últimos 14 días arroja un resultado tipo semáforo al momento de escanear un código QR.

Resultado de Código de Salud en Beijing

La misma aplicación contiene además el historial de vacunas recibidas y los resultados de las pruebas moleculares de ácido nucleico que hasta hace poco eran condiciones para viajar dentro del país. Todo esto es parte también de esta “Nueva Normalidad”.

Hasta la llegada de la subvariante BA2 de Omicrón a principio de este año, cuando se impuso rondas masivas de estas pruebas moleculares cada 24, 48 o 72 horas a los residentes, incluso en ciudades que no están en confinamiento, para ingresar a espacios públicos.

Según las autoridades esta medida es necesaria para detectar las infecciones, rastrear los contagios y cortar la cadena de transmisión. Forma parte de la política Covid-cero dinámico en China. Si no hay confinamiento, a esto se agrega el código de salud y la mascarilla obligatoria.

En esta Nueva Normalidad, cada 15 minutos caminando se puede encontrar una cabina de prueba en las calles de las principales ciudades chinas. El resultado negativo solo dura 48 o 72 horas. Es decir, se tiene que tomar continuamente, incluso para ingresar a parques.

Las pruebas masivas repetidas a esta frecuencia no son ampliamente aceptadas en los círculos internacionales de salud pública como la forma más adecuada de manejar a la variante Omicrón. Lo mejor es elevar la tasa de vacunación en grupos vulnerables para minimizar las muertes.

Pero los funcionarios argumentan que el país debe confiar en estas pruebas moleculares (hisopo en garganta) porque no se ha completado el programa de vacunación nacional, los recursos de atención médica no son suficientes, y podrían surgir variantes más infecciosas.

Lo que no dicen es que la tasa de vacunación sigue siendo baja en grupos vulnerables, la población china no ha alcanzado la inmunidad del rebaño, las vacunas inactivadas de fabricación china que se utilizan en el país no son tan efectivas como las ARNm, etc.

Aunque estas pruebas son gratuitas para los residentes, los expertos nacionales han advertido que el costo tan elevado está erosionando el fondo de atención médica del país y las arcas fiscales locales. Se estima que el gasto es de 45,100 millones de dólares.

Las autoridades acaban de anunciar que ya está controlado el brote en Shanghai, el peor del país desde Wuhan 2019, y también la situación en Beijing, esto último debido a una respuesta temprana con pruebas masivas de ácido nucleico que evitaron el confinamiento total.

Pero esta “Nueva Normalidad” de China es cada vez más anormal, a medida que el resto del mundo avanza, el país levanta murallas. “Cuantos más países comiencen a abrirse y vivir con Covid-19, más anormales se verán las políticas de China”, advierte Zhou Xin.

Un antiguo proverbio de la Dinastía Song dice que cada día empieza con “las siete necesidades”: leña, arroz, aceite, sal, salsa de soja, vinagre y té. Ahora existe una octava necesidad: las pruebas de ácido nucleico de Covid-19.

La octava necesidad en la Dinastía Xi