Adiós a las armas (por ahora)

Ya que el mundo está a punto de arder por “la inminente guerra entre China y EE.UU.” debido a la visita de Nancy Pelosi a Taipei, dejo aquí algunos puntos a considerar para que no te quemes con las noticias de cualquier bando. Sí, dije bando.

Son tres bandos: China, Taiwán (en el medio) y EE.UU., por lo tanto, prepárate a leer/escuchar/criticar/etc., tres distintas narrativas, opuestas y/o complementarias. ¿Cuál es la verdadera? Todas y ninguna. Cada uno de los bandos tiene sus propios intereses políticos y medios de información.

China no es Rusia. Una guerra al estilo convencional (digamos, al estilo Rusia-Ucrania) en las aguas del estrecho de Taiwán que tenga como resultado el control de la isla por la parte continental es poco viable. Interna y externamente no es la primera opción de China, al menos por ahora.

De cara a su población, la estabilidad es prioridad de China. Los tres fantasmas del Partido Comunista Chino son precisamente la inestabilidad, la inflación y la corrupción. Este último es tan fiero que el presidente Xi Jinping tuvo que lanzar una campaña interna para cazar tigres en lugar de moscas.

El segundo fantasma se asoma con las crisis inmobiliaria (Evergrande, y otras) y bancaria (estafas en bancos de Henan), además de otra crisis crediticia por los préstamos otorgados en el marco de la iniciativa de la Nueva Ruta de la Seda que por la pandemia no pueden ser pagados.

Aunque la estrategia Covid Cero Dinámico ha sido un éxito en proteger a la población china, también ha golpeado a distintos sectores de la economía y el comercio de China, así como a la salud mental de ciudadanos y residentes, entre otros daños colaterales. Primer fantasma fuera.

De cara a la comunidad internacional, la postura de China es firme, asertiva pero históricamente no bélica. De la llamada doctrina “Esconder la fuerza, aguardar el momento” 韬光养晦 de Deng Xiaoping hasta “Ascenso y desarrollo pacífico” 中国和平崛起/中国和平发展 de Hu Jintao, China ha adoptado la estrategia panda

Hasta la llegada de Xi Jinping que inauguró la doctrina de política exterior 大国外交 conocida como “Nuevo modelo de relaciones entre potencias” 新型大国关系, algo así como una estrategia dragón (pero sin fuego como los imagina Occidente), con el objetivo de redefinir sus vínculos políticos con EE.UU.

Para China la construcción de este modelo con EE.UU. implicaba “acciones de no enfrentamiento, respeto mutuo y cooperación de beneficio mutuo” para coordinar “cooperación bilateral, regional y global”. Un punto no negociable sigue siendo Taiwán y Tíbet. ¿Soñaba China?

Ahora que ya revisamos las implicancias internas y externas de China, veamos el tema Taiwán. Atención al nombre de la República Popular China (China continental) y la República de China (Taiwán). China considera que Taiwán es su provincia y Taiwán se considera un Estado.

Estados Unidos reconoce la política “Una sola China”, es decir que Taiwán es parte de China, pero mantiene una cooperación política, comercial, militar y estratégica con Taiwán, porque según Pelosi “el mundo se enfrenta a una elección entre autocracia y democracia”.

En esta historia, hay 3 centenarios clave: Centenario del Partido Comunista de China (2021), Centenario del Ejército Popular de Liberación (2027) y Centenario de la República Popular China (2049). La reunificación con Taiwán es un hito prometido por Xi Jinping.

Por ahora, lo más urgente para Xi Jinping que lleva una década en el poder, es el Congreso del Partido Comunista Chino programado para octubre en Beijing. Es altamente probable que allí se apruebe su continuidad como máximo líder chino para completar sus hitos y planes.

A pesar del creciente nacionalismo chino, bandera que ha levantado Xi Jinping con sus “lobos guerreros” y ahora tendrá que controlar, es improbable (salvo que sea atacada) que China sea Mambrú porque tiene otra prioridad: consolidarse como potencia mundial.

Para seguir el tema China-Taiwán-EE.UU. te recomiendo al Observatorio de Política China dirigido por el maestro Xulio Ríos, que tiene toda una vida y muchas reencarnaciones estudiando estos complejos vínculos con absoluta claridad, objetividad y distancia prudencial.